Oficina municipal de turismo (Capilla de las Claras s.XV) C/ Santa Clara, 4 Sábados, domingos y festivos de 10:00 a 14:00 y de 16.00 a 19.00 Contacto:
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Los olores, los sabores, las imágenes, el aire que se respira y el propio tacto de la tierra, hacen de Plasencia una parada obligatoria, una rica y diversa propuesta donde confluye historia, cultura, gastronomía y paisaje. Una cita ineludible con el pasado, con el presente, y con un futuro más que prometedor
El convento de Santa Clara parte del deseo testamentario de Sevilla López de Carvajal, primera mujer del Bachiller Alonso Ruíz de Camargo. Pero diversas dificultades testamentarias supusieron que se retrasara en el tiempo y fuera su marido el Bachiller Alonso Ruíz quien tomara los deseos de su mujer y los llevara a cabo sobre el solar no de su difunta mujer en la calle del Rey, sino sobre sus mismas casas en la calle Santa María, hoy de las Claras. Pretende que en sus casas principales, compuestas de patio, corral y vergel, se "haga un monasterio [...] con una capilla de bóveda". Para "reparo y mantenimiento de las monjas, le deja la dehesa de la Salgada, en términos de Galisteo, con sus molinos y aceñas del río Alagón". Además, lega "doce o quince camas, con la ropa, preseas y todos los utensilios necesarios. Y manda vasos, ornamentos, libros para la iglesia del monasterio". Será en el 1484 cuando los testamentarios del Bachiller, Beatriz de Monroy (su segunda mujer) y Diego de Camargo consigan del Papa Inocencio VIII, la constitución de la comunidad de monjas de Santa Clara de Plasencia por la comunidad de Tordesillas (Valladolid). Las casas principales del Bachiller, que son el núcleo del convento, se configuraban en torno a un patio central con peristilo arquitrabado de dos pisos y sostenido por columnas, cuyos capiteles toscanos van acompañados de la heráldica Carvajal y Camargo, repetida en otros lugares del edificio. Las galerías se cubren con techumbre de madera plana, alfarje sostenido por vigas de madera que van sobre canecillos en forma de proa y lobulado. Las tabicas llevan decoración pictórica vegetal, de rosetas de cuatro lóbulos dibujadas en blanco. En el ala norte existen las dos salas principales de la casa, que aún se mantienen, cuya cubierta artesonada, lo más relevante de las estancias conventuales, presentan formas pictóricas vegetales, humanas (reales y fantásticas) y heráldica de la familia Carvajal y Camarga. En el ala este, existen otras dos salas que mantendrían una estructura idéntica a las mencionadas, pero hoy nos han llegado bastante deterioradas y su artesonado prácticamente perdido, si exceptuamos el de la sala inferior que se ha logrado rescatar a lo largo de los trabajos de adecuación de esta última actuación. El ala oeste ha desaparecido y la galería del peristilo aparece embutida en el muro de la casa colindante, ya derribada en el año 1955 con motivo de la implantación de un almacén de la imprenta de Sánchez Rodrigo. Y la del sur, en contacto con la iglesia, debió en parte ser modificada al construirse la iglesia.
La iglesia ofrece una estructura de una sola nave, con testero cuadrado y bóveda de crucería estrellada de tradución burgalesa, cuya clave principal está enmarcada por terceletes que forman un cuadrado y las secundarias con formas de ángeles que sostienen escudos pintados (hoy borrados) de la familia fundadora y claramente representativos de estilo hispanoflamenco con ropajes angulosos y rostros estereotipados. El esquema de la bóveda es consecuente con la manera de construir de los maestros canteros Pedro y Francisco González, que son señalados como autores de la obra. El resto de la nave, seguramente de artesonado en su estado original, fue, con posterioridad, convertida en bóveda de ladrillo, por el deterioro de la primitiva. Los materiales de la iglesia son los sillares en la Capilla Mayor y muro sur, siendo el resto de sillarejo y de tapial, al igual que en el resto del convento, con excepción de las molduras perfectamente labradas que forman las columnas, capiteles etc. Significativa es la puerta de acceso a la iglesia por la calle de las Claras, con un arco de medio punto peraltado, arquivoltas y decoración exterior de arco conocpial, enmarcado por un alfiz y en su interior la heáldica de los fundadores. El convento es ampliado con la adición de distintos inmuebles cercanos, como " una casa donde moraba un judío", que en el año 1495 fue cedida a los Reyes Catolicos, o , mucha importancia, la donación de las casas del Racionero de la catedral, Salvador Sánchez de Tamayo, el 13 de junio de 1565. Estas casas hacían esquina a la plaza de la Catedral y poseían salas con notables artesonados y patio.